Sociedad Nacional de Minería

REFERENTE Y VOZ DE LA PEQUEÑA, MEDIANA Y GRAN MINERÍA EN CHILE DESDE 1883.

NOTICIAS

En el marco de Enade 2021, cincuenta gremios empresariales, incluyendo pymes y emprendedores, suscribieron un documento denominado Compromiso por Chile, que se sustenta en cuatro ejes para el futuro.

Introducción.

En el marco del Encuentro Nacional de la Empresa, ENADE 2021, el presente documento busca sintetizar el trabajo que distintas entidades representativas del sector empresarial han venido realizando para profundizar el diagnóstico de la situación que enfrenta el país y, también, reflexionar sobre el aporte que el mundo de la empresa puede realizar en el desafiante contexto que vive Chile. Dicho aporte se materializa en la formulación de cuatro compromisos específicos.

Vivimos momentos históricos y, en muchos casos, inéditos para las actuales generaciones. Nos recuperamos lentamente de año y medio de pandemia y de la grave crisis económica que la situación sanitaria generó. Desde la perspectiva institucional enfrentamos un proceso constituyente que definirá nuestra institucionalidad para las próximas décadas, encausando por la vía institucional las aspiraciones que se manifestaron en la crisis social del 18 de octubre. Para muchos países este cúmulo de hechos podría considerarse como una aguda dificultad. Nosotros queremos percibirlos como una oportunidad para avanzar en la construcción de un país mejor.

Coincidimos con quienes estiman que vivimos el cierre de un ciclo político-institucional y que se está dibujando e insinuando uno nuevo. Para construirlo, no partimos de cero. Con el aporte de la gran mayoría de los chilenos, en los últimos 30 años el país tuvo un crecimiento inédito; la pobreza se redujo del 40% dela población a menos del 10%; se configuró una clase media pujante y significativa; se masificó el acceso a las universidades y en todos los indicadores sociales se produjo una mejora muy relevante. Entre las tareas pendientes hubo objetivos no cumplidos en los que la sociedad chilena está en deuda. La promesa meritocrática no se ha cumplido para todos y seguimos siendo aún un país con grandes desigualdades que debemos resolver; que funciona con un Estado que no ha logrado modernizarse para ser eficiente en su insustituible labor y con una creciente demanda social por mejorar servicios claves como la educación, la salud, el acceso a la vivienda y las pensiones. No puede dejar de mencionarse, en este contexto de logros y tareas pendientes, un aspecto que la sociedad chilena ha ubicado, hace ya muchos años, como una de sus principales preocupaciones: el derecho a vivir en un país seguro, sin delincuencia desatada, sin violencia y que combate en forma resuelta el narcotráfico.

Otros fenómenos de tendencia, transversales en la mayor parte del mundo, también se han manifestado con fuerza en Chile: cambio climático, en su doble condición de amenaza y de oportunidad; demandas de mayor equidad en la relación entre hombres y mujeres y la necesidad de reconocimiento e inclusión cultural de los pueblos originarios.

La empresa y los empresarios, desde el nacimiento de nuestra vida como nación, han sido protagonistas importantes de la creación del país, de su desarrollo y crecimiento. Han demostrado, con hechos, su compromiso con la creación de las condiciones materiales y espirituales que permitan una vida mejor para todos. En los momentos trascendentales de la historia y bajo distintos gobiernos, han buscado

Colaborar y aportar.

Hoy no es una excepción. El millón de empresas que existen en Chile –micro, pequeñas, medianas y grandes- anhela contribuir activamente para que se concreten los grandes desafíos que el país se ha puesto como meta. La Empresa siente sobre sus hombros la enorme responsabilidad de crear y mantener trabajo estable a más de cinco millones de hombres y mujeres que laboran establemente en ella, que se completan con un importante número de trabajadores por cuenta propia, sumando en total más de 8 millones de trabajos que aporta el sector privado.

¿Alguien podría imaginar, siquiera un instante, que pudiera existir un Chile sin empresas? Dolorosamente, existen sociedades donde ello ocurre y el Estado se reserva, también, el control de la producción y de los servicios. El resultado: retraso, miseria y afectación de las dimensiones más importantes de todo ser humano: la dignidad y la libertad.

La visión del mundo empresarial.

La empresa no puede estar ajena al momento que vive nuestro país. Ha demostrado una enorme capacidad de adaptación y en la inmensa mayoría de ellas, sus talentos, sus inversiones y activos están y seguirán estando en nuestro territorio. Las empresas deben ser parte de la discusión de los principios esenciales de nuestra institucionalidad y, hoy, de la elaboración de la nueva Constitución.

Un primer reconocimiento de la realidad indica que el actual proceso constitucional nace como respuesta a la insatisfacción profunda de un porcentaje significativo de nuestra población con diversos aspectos en la estructura social y económica chilena. Muchas familias han mantenido carencias sociales y económicas que les impiden alcanzar mayores niveles de calidad de vida, a pesar de los innegables avances que ha experimentado el país en muchos ámbitos. Es cierto que un sector de nuestra población más vulnerable no logró, a pesar de sus esfuerzos, avanzar al mismo paso de quienes progresaron y accedieron a una vida mejor.

Estamos convencidos que la empresa puede aportar significativamente a la resolución de esas carencias.

Para muchos empresarios este es un imperativo moral.

La empresa, a través de sus organizaciones, ha aportado análisis y propuestas de gran valor en las discusiones sobre el desarrollo económico y social de Chile. Durante décadas ha participado en el debate sobre políticas públicas y en diversas ocasiones ha comprometido acciones en colaboración con los objetivos de los distintos gobiernos, particularmente en los momentos de graves dificultades y confrontaciones. La tarea de hoy es entender que, en un mundo y en un país con problemas distintos, las soluciones deben ser más diversas y ambiciosas. Esa tarea nos interpela y convoca a todos, tanto del sector público como privado. El desafío que hoy anunciamos revela la decisión del sector empresarial de acometer, desde ya, la parte que le corresponde.

Nos inspira la idea de aportar a la construcción de una sociedad libre, justa y equitativa, donde todos tengan las mismas oportunidades y el Estado sea eficaz para atender aquellos aspectos de la vida en común reservados a su ejercicio. Una sociedad donde el trabajo sea la herramienta de dignificación y realización de los sueños personales y familiares; donde exista un sistema educacional que efectivamente otorgue la oportunidad de avanzar; una salud pública y privada accesible, oportuna y de calidad. Una sociedad donde todas las personas tengan acceso a recursos básicos como el agua, las comunicaciones y la energía y se cuide la naturaleza. Una sociedad, en fin, donde los trabajadores, al llegar a su edad de jubilación, logren una pensión que les permita satisfacer sus necesidades básicas en forma digna y segura. Todos éstos son algunos de los aspectos que, junto a la seguridad, más preocupan a los chilenos y que deben ser, también, la preocupación de los empresarios, que tienen la posibilidad y la responsabilidad de contribuir a abordarlos.

Por estas consideraciones, queremos invitar a todos a replantearnos para hacer las cosas de una manera distinta. Para lograr el progreso deseado, se requiere construir un país que prospere y crezca y, simultáneamente, redistribuya la riqueza creada como fruto del esfuerzo. Para satisfacer y dar respuesta efectiva a los derechos y necesidades de los chilenos, se requiere, como condición indispensable, que el país funcione, que retome la senda del crecimiento, que genere un marco para continuar impulsando la inversión, condición necesaria para la generación de trabajo y la recaudación de tributos.

Debemos decirlo con claridad. Si queremos redistribuir, acortar las brechas y generar mayores oportunidades, necesitamos la mayor estabilidad institucional posible, donde las reglas sean las mismas para todos. Donde no exista discriminación entre empresas públicas y privadas o de capitales chilenos o extranjeros. Una cancha pareja para todos, con un Estado regulador que cuente con entidades estatales profesionales autónomas e independientes del gobierno de turno.

La estabilidad institucional también requiere mantener la imprescindible independencia de organismos esenciales como el Banco Central y homologar la administración colegiada en otras instituciones como, por ejemplo, la Contraloría General de la República, el Servicio de Impuestos Internos y el Ministerio Público.

La fortaleza institucional del país tiene, como punto de partida el respeto del Estado de Derecho. Sin su vigencia y plenitud no pueden operar las demás instituciones y se pone en riesgo la democracia. Lo mismo ocurre con la necesidad de garantizar el orden público y la paz social. Sin ellos, las empresas y las organizaciones no pueden desplegar todo su potencial y aportar así a la sociedad en que se desenvuelven.

Aspiramos a tener un Estado más profesional, que cautele los intereses de los ciudadanos y que cuide, con esmero y transparencia, los recursos públicos. Tenemos la esperanza de que los actores políticos, y particularmente los convencionales constituyentes, busquen acuerdos más que confrontación. Que la nueva Constitución sea un factor de unidad y no de división entre los chilenos.

El Compromiso de la Empresa con Chile.

En el espíritu que hemos descrito, que se traduce en la intención de aportar activamente al progreso y la unidad de Chile, la comunidad empresarial del país a través de sus diversas instituciones representativas presenta hoy el Compromiso de la Empresa con Chile, consistente en una convocatoria a todos los sectores a sumar esfuerzos para seguir construyendo juntos un país próspero, inclusivo y con mayores niveles de equidad. Este compromiso se establece sobre la base de cuatro ejes fundamentales del Chile del futuro.

  1. Mejores empresas para Chile.

Creemos que es necesario seguir fortaleciendo la cultura de integridad al interior de las empresas, donde los principios éticos y de bien común guíen cada una de nuestras acciones, y así contribuir a un clima de mayor confianza, transparencia y desarrollo sostenible del país.

Queremos extender una invitación al mundo empresarial para revisar su operación, a fin de continuar buscando mecanismos que minimicen el impacto que se genera en el medio ambiente. En el ámbito de la gestión de personas, proponemos revisar y actualizar las políticas internas con sus colaboradores, para mejorar sus condiciones de trabajo y minimizar los tiempos de desplazamiento, esforzarnos permanentemente en la búsqueda del equilibrio trabajo-familia en la medida que ello sea posible. Asimismo, un esfuerzo permanente por apoyar las políticas de diversidad e inclusión. En esta misma área, se hace necesario revisar los programas de capacitación y de movilidad interna para hacerlos más eficaces.

También se hace necesario revisar las políticas con los proveedores, para ayudar al desarrollo de las pymes y emprendedores.

Asimismo, llamamos a renovar los esfuerzos por ofrecer a los consumidores los mejores productos y servicios, la simetría en deberes y derechos entre empresas y clientes, la transparencia en los contratos, la calidad de servicio en los procesos de post venta deben ser objetivos renovados al interior de todas las empresas.

Otro desafío es fortalecer la relación con las comunidades donde están emplazadas sus operaciones. Asimismo, debemos poner especial foco en cumplir la oferta de valor que cada empresa ofrece a sus consumidores.

Finalmente, proponemos avanzar hacia la búsqueda de un propósito, que incorpore al centro de cada estrategia empresarial objetivos ciudadanos y comunitarios significativos.

  1. Compromiso con el desarrollo social, la equidad y la igualdad de oportunidades.

A través de diversos mecanismos, el país ha establecido que son prioridades para un desarrollo social estable y equitativo el mejoramiento de la educación, la salud, la vivienda, las pensiones y la seguridad pública.

Cualquier nuevo pacto social debe hacerse cargo de estos desafíos.

Este compromiso establece la responsabilidad de estudiar la viabilidad organizacional y de financiamiento, así como la gradualidad alcanzable de estos beneficios, junto al compromiso de continuar aportando a los esfuerzos tributarios que se han establecido en los últimos años para aumentar los recursos que el Estado destina a estos fines. Asimismo, estimamos muy importante el aporte de factibilidad que pueda realizar el mundo empresarial, para lograr un equilibrio y gradualidad que hagan compatible la satisfacción de estas necesidades con el crecimiento del país.

Encontrar el equilibrio entre necesidades y capacidad para satisfacerlas en un contexto de sostenibilidad de largo plazo es una tarea relevante del mundo de la empresa y de la política. Ello no se logra solo estableciendo un listado de derechos en el texto constitucional, pues la experiencia ha demostrado que países que tienen establecidos altos estándares teóricos en esta materia en sus respectivas Cartas Fundamentales, se estrellan con la realidad que carecen de recursos para concretar las aspiraciones si no cuentan con la estabilidad necesaria para que el sistema económico, social y político funcione con normalidad y armonía.

  1. Cambio climático y agua.

Manifestamos el compromiso de avanzar al carbono neutralidad en un plazo aún más exigente que lo establecido en la Cop 25. Ello pondría a Chile en un rol de gran relevancia a nivel mundial y este desafío representaría una oportunidad para toda la comunidad empresarial chilena, incluido muy particularmente, el mundo del emprendimiento. Chile aporta al mundo el 30% del cobre y el 20% del litio y tienen aquí una oportunidad para proveer de hidrógeno verde a un amplio porcentaje de la demanda mundial.

La contribución de Chile irá mucho más lejos que eliminar el 0,3% de aporte a los gases de efecto invernadero a nivel mundial. La minería, el litio y el hidrógeno verde nos generan la oportunidad de transformarnos en un país líder a nivel mundial en este proceso de trasformación planetario.

Asimismo, el tema del acceso y uso eficiente del agua es una demanda que se debe abordar y resolver eficazmente. Las empresas tienen mucho que aportar para que ello ocurra, con una mirada de política pública moderna, ayudando a definir la institucionalidad que el país debe darse para la gestión de este recurso indispensable y dimensionando los recursos que demandará esta problemática, a través de su priorización y calendarización.

  1. Nuestros territorios.

El tema del territorio se ha constituido en una prioridad en la agenda constitucional. Es claro que la descentralización, la integración social y la calidad de vida de las comunidades depende de nuestra capacidad de construir ciudad, integrando la mirada ambiental, de inclusión y calidad de vida.

El compromiso con los territorios tiene, a su vez, tres dimensiones: el diseño de las nuevas ciudades del Chile del futuro; propuestas específicas para la mejora de las ciudades existentes, con foco en la inclusión y la mejora de calidad de vida de sus habitantes y proponer mecanismos para la adecuada convivencia de las empresas con los territorios, avanzando hacia una mirada ciudadana del aporte empresarial en esta materia.

Itinerario y próximos pasos.

Nos proponemos trabajar intensamente para presentar las bajadas concretas de estos objetivos en la próxima ENADE 2022, que se realizará en enero del próximo año. Para ello se conformarán comisiones y grupos de trabajo que sistematizarán los diagnósticos y las propuestas que se formularán en las distintas áreas.

Consideraciones finales.

Desde el mundo empresarial redoblamos nuestro compromiso para contribuir en los temas sustantivos del momento que vive el país. Sin el aporte creativo, innovador, de gestión y de creación de valor que siempre aportan los empresarios, Chile no podrá desarrollar todo su potencial y su energía creadora.

Asimismo, esta propuesta permitirá participar en la discusión pública de los temas más relevantes que estarán siendo abordados en la Convención Constitucional, contribuyendo con la experiencia y el aporte intelectual de los especialistas. Ello enriquecerá este trabajo que asume el sector empresarial.

Con creatividad, amor por Chile y buena voluntad, nuestro país podrá superar sus desafíos, consolidar los logros alcanzados y construir acuerdos en un clima de unidad y paz social.